El FC Barcelona, ante todo pronóstico, ha remontado el 2-0 de la ida ante el Sevilla. El equipo blaugrana ha sido notablemente superior al cuadro andaluz, que no ha hecho méritos suficientes como para colarse en la final de Copa. Dembélé con un auténtico golazo ponía el 1-0, y Piqué hizo el gol para empatar la eliminatoria en el 94. Braithwaite, ya en la prórroga, hizo el 3-0 para pasar a la final, pero el verdadero héroe ha sido Ter Stegen, parando un penalti en el 73.

El Sevilla arrancó mal el encuentro, y eso el equipo local lo notó. El Barça apretó y apretó, y tanta búsqueda tuvo resultado. En el 12, Dembélé se sacaba de la chistera un auténtico golazo desde fuera del área para hacer el 1-0. El conjunto local empezó a creer en la remontada, y los de Lopetegui empezaron a sentir el miedo recorrer su cuerpo. Aún así, es cierto que el partido se calmó, y el Barça dejó de tener ocasiones tan manifiestas de gol, si bien dominaba el encuentro y la posesión del balón.
El Sevilla presionaba la salida de balón del FC Barcelona, y lo cierto es que lo hizo bien. Complicaba que el conjunto local saliese desde su campo jugando, y lograban recuperar el esférico en media pista. A pesar de esta mejoría del Sevilla, el Barça seguía siendo el mejor del encuentro, y llegábamos al descanso con un 1-0 que dejaba un segundo tiempo frenético.

El segundo tiempo empezaba más calmado. El Sevilla se recompuso y aguantaba las embestidas blaugranas, pero no se asomaban a área rival. Le servía por el momento el plan de juego a los de Lopetegui: Aguantar atrás, ordenados, y sin conceder espacios. Los problemas empezaron a llegar en el 52, cuando se lesionó Aleix Vidal.
En el 73, el Sevilla veía la luz. Penalti extremadamente torpe concedido por Mingueza, que iba a chutar Ocampos. Con un 1-1, el partido quedaba sentenciado, pero el alemán se puso la capa de héroe, y paró el penalti. 20 minutos y el Barça se quería llevar el partido a la prórroga, con un penalti salvado que hizo mucho daño a los de Lopetegui. En el 90, Fernando era expulsado por una falta sin mucho sentido, pero que vio doble amarilla.
El Barça se lanzó al ataque y el Sevilla resistía como podía, pero el equipo blaugrana hizo cambios ofensivos en busca de ,arcar el segundo tanto. Y pasó. En el 94, en la última jugada, Piqué remataba un centro de Griezmann para hacer el 2-0. Estallaba la euforia en el Barça, ante un Sevilla que se vino abajo.
En la prórroga, fue un monólogo. Apenas a los 5 minutos, Jordi Alba ponía un centro perfecto para Braithwaite, que remataba y hacía el 3-0. El partido se había vuelto loco, y el Barça estaba en la final. Pero vino la polémica.
En el minuto 100, Lenglet tocaba con la mano un balón después que le rebotara en el pecho. Los jugadores del Sevilla se lanzaron al suelo incluso con tal de protestar de forma clara, pero la respuesta del VAR fue tajante: No había penalti. Lo cierto es que lo parecía, y en muchos otros partidos se han pitado. El colegiado dictaminó que no fue penalti.

El Barça se metía en la final sin estar libre de polémica. Lopetegui recriminó acaloradamente al colegiado sus decisiones, pero la remontada ya estaba culminada. Este FC Barcelona no está muerto, y tiene hambre, garra, y valor. Mucho valor.