El esloveno está firmando su mejor temporada desde que llegó a la NBA pero los Mavericks no están a su altura
Luka Doncic ha alcanzado tal nivel de juego que los Mavericks han puesto en sus manos el devenir de la franquicia. Este gesto puede parecer muy positivo para un jugador que no para de romper récords de precocidad, pero no es el caso.
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Para entender mejor la situación de Luka Doncic en Dallas, hay que remontarse a la primera etapa de LeBron en Cleveland Cavaliers. Durante esa época LeBron brilló hasta tal punto de llevar a una franquicia con un nivel mediocre a tres semifinales de conferencia, una final de conferencia y una final de la NBA. La franquicia le prometió al Rey un equipo competitivo, capaz de aspirar a todo, pero nunca llegó a cumplirse. Ante esta situación, LeBron decidió no renovar su contrato y coger un vuelo con destino a Miami.
Situación similar es la que atraviesa Luka Doncic en Dallas. Tras una temporada 21/22 en la que Luka estuvo a un nivel estratosférico durante la segunda mitad de la temporada regular y lideró a su equipo hasta sus primeras finales de conferencia sin Dirk, la franquicia prometió al esloveno mejorar la plantilla para poder, al menos, igualar lo presente, pero nada de eso se cumplió.
El verano de Dallas
La gerencia de los Mavericks era consciente de que necesitaban a un jugador que liberase de bola a Luka Doncic ante la pérdida de Brunson. También necesitaban a jugadores que reforzasen la defensa de Dallas.

En cuanto a la liberación de Luka, el único jugador que incorporaron fue Facundo Campazzo, con el que Jason Kidd no cuenta. Respecto al interior hicieron mejor las cosas al incorporar a Christian Wood y a JaVale McGee.
Una plantilla plagada de atracadores
Se suele decir que un jugador está atracando a su franquicia cuando cobra por encima de su rendimiento. Aunque Luka tiene un contrato de 215M de $ por cinco años, su contrato está más que amortizado.
Dejando a un lado los contratos mínimos de Josh Green, Ntilikina, Campazzo, Theo Pinson y Jaden Hardy, vemos como la gran mayoría de la plantilla está cobrando por encima de sus posibilidades.

De esta quema únicamente se salvan tres jugadores. Spencer Dinwiddie que está promediando 17 puntos, 5 asistencias y 3 rebotes, y es el único jugador que de algún modo libera de balón a Luka, cobra 20 millones. Christian Wood, el mejor refuerzo de esta agencia libre, que promedia 17 puntos y 8 rebotes en solo 25 minutos y cobra únicamente 14 millones. Tim Hardaway Jr, salvado por las lesiones que han mermado su rendimiento, promedia 10 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias, aunque todo apunta que estos promedios mejorarán, y cobra 19 millones. Mención especial para JaVale McGee que únicamente cobra 5 millones y es un soldado que cumple cuando Jason Kidd le da la oportunidad.
Presidente de este particular club de atracadores está Davis Bertans. El que fuese jugador de Baskonina, llegó a Dallas, al igual que Dinwiddie, en el traspaso de Porzingis. Tan bajo es el nivel mostrado en los Mavericks, que Jason Kidd ya no cuenta con él y su contrato asciende a la friolera de 49M de $ por tres temporadas para únicamente calentar el banquillo.
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Casos similares son los de Finney-Smith (55M x 4 años) y Reggie Bullock (20M x 2 años). Ambos fueron firmados como especialistas en el tiro de tres y actualmente tienen un acierto del 30%, muy por debajo de lo esperado.
Maxi Kleber (41M x 4 años) y Dwight Powell (11M) han sido desplazados en la rotación por Christian Wood ya que el rendimiento de este último es muy superior al de los dos juntos.
Con estos bueyes hemos de arar. Aunque es difícil conseguir buenas piezas a cambio de estos jugadores, si la directiva de Dallas Mavericks no pone toda la carne en el asador para ir a por el anillo y mantener contento a Luka Doncic, el que terminará saliendo será el astro esloveno.