El conjunto blanco pone punto y final a una temporada histórica tras un mandarinazo de Sergio Llull
Y lo volvió a hacer. El Real Madrid vuelve a coronarse como Rey de Europa por undécima vez después de un final de infarto, un más, que hace que la colección de milagros del Real Madrid se haga más grande. Un mandarinazo de Sergio Llull a tres segundos para el final del partido colocó el 78-79 en el marcador que, luego, Sloukas no pudo anotar. Epílogo de un final de temporada solo comparable al de la sección de fútbol la temporada pasada: Triunfos impensables, peleas en mitad de un partido y fe, mucha fe.
Con un Chacho, el MVP del pueblo, que ha rejuvenecido unos años, un Tavares dominador, un Hezonja que ha mostrado su mejor versión, y la vieja guardia, Rudy Fernández y Sergio Llull. Con un entrenador, Chus Mateo, que ha pasado de tener la sombra de Laso en cada esquina, a despejar todas las dudas de un plumazo.
Olympiacos al 100% desde el principio
El intercambio de puntos inicial (9-9) dejó paso a la locomotora sin frenos rojiblanca. De repente, defendiendo e imprimiendo un ritmo frenético, llegó la primera amenaza seria para los blancos (24-12), la máxima diferencia de los griegos en el primer cuarto, que rápidamente redujeron Rudy, con un 2+1, y Hezonja.
Metiéndolas desde todos los sitos Olympiacos. 5 triples, 3 de ellos de Canaan. Como no es oro todo lo que reluce, de nuevo, Tavares volvió a meter en problemas de faltas a todo aquel que osaba defenderlo, Fall,Bolomboy y Black.
Segundo acto que igualó mucho las cosas gracias al gran ajuste defensivo, zona 2-3, de Chus Mateo que incomodó a Olympiacos. Entró en escena al Chacho que, para sorpresa de nadie, se echó el equipo a las espaldas. Con su batuta empezó a dirigir a su equipo, lo ordenó, le dio consistencia en ataque y empezó a repartir juego, seis asistencias al descanso.
Tres minutos en los que convirtieron 4 ataques que les dieron 11 puntos igualaron el partido, y cambió las tornas del partido. 40-45 después de un triple de Musa, pero poco le iba a durar la alegría. Un triple de McKissic y Vezenkov devolvió las tablas al marcador justo antes del descanso.
Todo sigue igual
El descanso no relajó a nadie, todo lo contrario. Ambos conjuntos mantuvieron muy altas sus revoluciones porque era la única manera de salvar los muebles en el partido. Duelo de dueños, Canaan, en su mejor partido cuando más falta hacía, lograba seis puntos seguidos. Acto seguido le cogió la batuta Williams-Goss, cinco puntos seguidos. Chus decidió jugar con Goss y el Chacho juntos. El tercer cuarto finalizó con un 63-59, y el Real Madrid otra vez a remontar.
Últimos diez minutos de partido, últimos diez minutos de la Euroliga, y el piloto se le encendió a el Chacho y a Tavares en el Real Madrid y a Vezenkov y a Canaan en el Olympiacos. El Chacho seguía de apagafuegos, o anotaba el o daba una asistencia. Chachismo ilustrado en las venas de los madridistas.
Tavares no entiende de pívots, es el mejor de Europa sin duda. Aplastó a Lessort, aplastó a Vesely, Sanli y Nnaji. Esta vez a Moustapha Fall, del que se decía que podía ser la némesis de Tavares, y por momentos lo fue. Edy recalculó ruta y volvió a dominar. Por parte de los griegos, quien sino, Vezenkov, que se fue a los 29 puntos en el partido, 9 de ellos en el último cuarto, mientras Canaan seguía anotando y firmando el mejor partido de su carrera.
Y apareció el 23, no Jordan, Sergio Llull, para ganar el partido. Una canasta milagrosa a tres segundos del final. De esas que sólo el de Mahón es capaz de hacer. Pero nada de esto podría haberse dado sin un triple, previo a la canasta de Llull, del Chacho. Vuelve a triunfar la vieja guardia. Vuelve a triunfar el Real Madrid.
