Al inicio de temporada, no había dudas en que Raphinha debía ser el extremo titular del FC Barcelona. Sin embargo, su acción imprudente en El Coliseum, que le llevó a ser sancionado durante dos partidos, desencadenó en el descubrimiento de un talento como Lamine Yamal y la explosión de Ferrán Torres.
Contra el Getafe, en la primera jornada de La Liga EA Sports, fue el mejor del cuadro culé hasta su expulsión. Era el único en desbordar, en probar cosas y en ofrecer alternativas en ataque. Una vez volvió de su sanción, llegó el parón de selecciones. Con el combinado brasileño, en dos partidos que disputó, logró sumar un gol y una asistencia. Esto le dio un plus de confianza y seguridad para volver a pisar el verde con la elástica blaugrana, lo cuál se vio en el duelo contra el Real Betis. Salió desde el banquillo, pero el primer balón que tocó fue directo a la meta de Rui Silva. A esto, sumó una asistencia a su casillero a los pocos minutos de su gol
El siguiente choque fue contra el Royal Antwerp. Frente al combinado belga, fue titular y sumó otro pase de gol, demostrando al mismo tiempo su buen nivel. Fue clave también para la remontada contra el Celta de Vigo, ya que, pese a salir apenas dieciocho minutos, dio un aire distinto al equipo y con él en el campo se jugó mejor. Para seguir consolidándose, tuvo que volver a demostrar que el FC Barcelona lo necesita. Ante el RCD Mallorca, su gol y asistencia sirvieron para que los blaugranas se fueran con un punto de Son Moix.

Hasta la fecha, su rendimiento se ha tenido muy poco en cuenta. Es un extremo trabajador, constante y silencioso, pero siempre está ahí y es de los que más empeño le pone en cada partido. Es indudable que Lamine Yamal, que juega en su misma posición, tiene mejor regate, pero Raphinha ha demostrado que, con su jerarquía, profesionalidad y compromiso, merece un hueco en el once titular de manera constante.