Alcaraz es el número 1

El español doblega (6-2/3-6/6-1/6-4) a Sinner en la final del US Open para sumar su sexto título de Grand Slam. A partir de mañana, volverá a lo más alto del ranking.

El torneo perfecto

Carlos Alcaraz parece convencido. Quiere hacer historia. A su manera, con su propio estilo, con sus reglas. Y va camino de ello. En una nueva final ante su máximo rival, Sinner, al que había derrotado en París y con el que había sucumbido en Londres, firmó una actuación portentosa para levantar su sexto título de Grand Slam, el segundo en la Gran Manzana. Por si fuera poco motivo para estar orgulloso, hay que añadirle otro premio, no menor, a la victoria del español en Flushing Meadows. A partir de mañana ocupará la posición número 1 del ranking ATP tras dos años de ausencia. Casi nada. Charli vuelve a reinar. Por partida doble.

Alcaraz golpeó primero y Sinner respondió

El partido empezó con cerca de una hora de retraso debido a las medidas de seguridad aplicadas por la organización del torneo tras la llegada del presidente Donald Trump. En fin, prolegómenos. Las condiciones, eso sí, no fueron las previstas, pues se tuvo que cerrar el techo de la Arthur Ashe ante las amenazantes previsiones de lluvia. A priori, en indoor, Sinner partía con ventaja. Digo partía porque, ya en el primer juego (break incluido), Carlos demostró que esa superioridad había que ganársela en pista. El español fue un torbellino en el primer parcial, rompiendo la bola con la derecha y dejando algunos de esos puntos que solo él es capaz de firmar. Además, la estrategia era distinta a lo visto en la última final en Wimbledon. Sobre la hierba londinense, Carlitos permitió que Jannik le dominara. Y como dicen que de los errores se aprende, en Nueva York fue al contrario. Resumen: 6-2 a favor del palmareño.

El inicio del segundo set ya dejó claro que las tornas pueden cambiar en cualquier momento. Alcaraz bajó la guardia en uno de sus turnos de saque y lo pagó caro. Contra el número 1, concesiones las justas. Sinner había llegado a la Arthur Ashe. Por fin. El de San Cándido elevó sus prestaciones, cometió menos errores no forzados e inquietó más al resto. La igualdad que se presuponía era palpable. Todo se iba a decidir por ligeros márgenes. Y esa «pájara» de Carlos en el cuarto juego resultó decisiva. Espoleado por su tenis robótico, Jannik se limitó a conservar sus saques para equilibrar la balanza. 6-3.

Carlos Alcaraz Jannik Sinner
Carlos Alcaraz festeja la consecución de un punto | Imagen: Getty Images.

La puntilla definitiva

La pérdida del segundo set alertó a Alcaraz. A la mínima que su nivel no radiase la perfección, Sinner estaría ahí para castigarlo. Y con esas directrices, se puso manos a la obra. Pico y pala. Mejor dicho, raqueta y magia. Agarró la final por la pechera, mandando con sus golpes desde el fondo y escogiendo bien sus subidas a la red para romper el ritmo infernal de su archienemigo. Al igual que en los primeros compases del duelo, ese patrón le funcionó. No veía portería Sinner, que en cuestión de minutos se vio 5-0 abajo. Escalar esa montaña era misión imposible. Mejor pensar en la cuarta manga. Contundente 6-1 a favor de Carlitos.

Cabizbajo y sin demasiada convicción en sus posibilidades, Sinner vio cómo su adversario se lanzó a por él sin compasión. El guión así lo exigía. Era el día de Carlos. Su mirada, su movilidad, todo. No iba a dejar escapar la oportunidad. Y no lo hizo. Echando mano del servicio, un arma mortífera durante todo el torneo, aprovechó las dudas de la Zanahoria Mecánica para poner tierra de por medio. Cerró el triunfo con un saque directo, señal inequívoca de que estamos presenciando a uno de los más grandes. Tenemos la fortuna de poder disfrutar de una leyenda en ciernes.

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