Vinicius Jr. rompe a llorar en plena rueda de prensa: “Solo quiero jugar al fútbol”

El brasileño da pie a una reflexión sobre el racismo en el fútbol y lo que le ha tocado vivir

Vinicius siempre ha sido un jugador perseguido por los medios y por los aficionados. Ha sido el centro de muchas miradas, de muchos chistes, de muchas risas. Desde que puso un pie en España el mundo del fútbol se ha jactado de él, un niño de 18 años que su único pecado había sido jugar bien a este deporte y fichar por el Real Madrid. Sin embargo, no eran chistes como los de ahora, que no lo son. Se reían de Vini porque no definía bien, porque regateaba mucho pero no culminaba la jugada. El Chiringuito desde el minuto uno se aseguró de que este jugador, que por aquel entonces era un niño, fuese el protagonista de todas las gracietas habidas y por haber. Crearon una bola de nieve que alimentaba a los aficionados a su programa y que dejaba en ridículo a Vinicius. Tampoco hay que centrar el debate en El Chiringuito, sabemos de su obra infame. Porque si nosotros nos hubiésemos opuesto a eso, probablemente no hubiera llegado a este cauce. Ver a un jugador victima de racismo que rompe a llorar en plena de rueda de prensa previa a un partido contra el racismo. Infame en pleno 2024.

Evolución del jugador, evolución en las ofensas

Si no es por una cosa, es por otra. Vinicius va a estar siempre en el foco. Pasó de no meter el balón en la portería, y ser carne de meme, a ser uno de los mejores del mundo. Ahora, que mete veinte goles por temporada, ya no le pueden llamar “malo”, le tienen que hacer daño. Ya no son risas, ahora es miedo, y ese miedo es el que lleva a muchos a meterse por su color de piel, buscando desestabilizar a Vinicius. Un Vinicius, que, por desgracia, ya está curtido en esta violencia. Pero no por ello se muestra indiferente y eso es lo que más molesta a estos energúmenos.

El recorrido mental del racista en el fútbol

Incluso se le exige que mire a otro lado, que muestre “categoría, elegancia”, cómo si se demostrase así. También existe el que cree que se lo merece. El que se pregunta el porqué si en el Real Madrid hay más negros, solo se le insulta de manera racista a él. Encuentra su respuesta en Vinicius. Un jugador que responde a la grada, que muestra y señala el escudo, que es combativo y al que se le tacha de provocador. Ahí es cuando enlaza ideas, “Vinicius es victima de racismo porque provoca“. Incluso dice: “A Cristiano se le insultaba y no se ponía a ‘llorar'”. Por partes, ¿quién es el que decide cuándo se le puede llamar “mono” a alguien? ¿Quién es el decide cuando se merece alguien un insulto racista? ¿Y quién es el que justifica estos mismos insultos? Aquí es donde encontramos al racista. No solo es el que falta, sino el que protege al racista. Él que busca salvoconductos para dejar ver a la víctima como victimario.

Deshumanizar a Vinicius

La última ha tenido lugar hoy, Vini no ha soportado la presión y ha roto a llorar. Incluso ha acertado a decir que “cada vez tiene menos ganas de jugar”. Se le ha tachado de estar guionizado por el documental que está haciendo Netflix sobre el brasileño. Vinicius es la única persona que no puede ser humano, que haga lo que haga está mal. Mañana en el Bernabéu tendrá lugar un partido, que con suerte, marcará un antes y un después para el fútbol español. Un fútbol, el español, que no es racista, pero que por culpa de unos cuantos paletos que van al estadio se le tacha de ello. Que por culpa de unos cuantos voceros, han creado un relato en el que Vinicius Jr no es una victima.

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Mayor énfasis

Ya lo dijo Nico Williams: “A Vinicius se le insulta porque es un gran jugador y por ser negro.” Y claro que Vini no es ningún angelito, pero ninguna de sus acciones puede justificar el racismo. “Entiendo que se hable de lo que se habla, sobre lo que hago en los partidos, porque tengo muchas cosas que mejorar, pero llevo estudiando mucho tiempo el tema del racismo y cada vez tengo menos ganas de jugar” han sido las declaraciones del brasileño, aunque también ha hecho hincapié en que tan solo tiene 23 años. “El problema en España es que el racismo no es delito“, considera un Vini que “cada vez se siente más solo“, pero que lucha por una causa para que en el futuro próximo no le suceda a nadie más.

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